comunitat Valenciana

Paella Honoris Causa

La expresión latina honoris causa significa, “por razón o causa de honor”, y se utiliza en los títulos universitarios, especialmente junto a doctor. Doctor Honoris Causa es aquella persona que sin pasar por los trámites académicos ordinarios, se le concede este título por poseer un conocimiento y reconocimiento social excepcional en determinada materia. Por ejemplo, la Universidad Politécnica de Valencia a lo largo de su historia reciente ha otorgado el título Honoris Causa a personalidades del panorama gastronómico, como Ferrán Adrià o Paco Torreblanca (2010). Distinciones más que merecidos.

Jaime Sanz, propietario de Casa Jaime en Peñíscola y socio de honor Wikipaella
Jaime Sanz, propietario de Casa Jaime en Peñíscola y socio de honor Wikipaella Casa Jaime

Si esto mismo lo trasladáramos al mundo de la paella, la institución competente para hacerlo no sería la universidad, sería Wikipaella. Una iniciativa sin ánimo de lucro que surgió hace 10 años, precisamente para eso, para elevar a los altares a los actores y establecimientos que a lo largo de su trayectoria han amplificado, expandido y dignificado la cultura del arroz. Una de las señas más identitarias de la cultura valenciana.

¿Por qué nadie lo había hecho antes? Porque los arrocitos no merecían la mirada de los críticos gastronómicos, y tanto Michelin como Repsol han despreciado la cocina popular. Les importaba un carajo. Hoy en día ya no es tan exagerado porque existen soletes, algún sol y bibs gourmand arroceros. Aunque es bien cierto que se pueden contar con los dedos de la mano: La Teja Azul (Villena), Arrocería Maribel (El Palmar), Juan XXIII (Benifaió) y Elías (Xinorlet). Vamos, que les cuesta abrir la mano.

El próximo lunes 8 de mayo, Wikipaella celebrará su décimo aniversario con infinidad de novedades, pero no voy a hacer spoiler de nada, estaría feo por mi parte. De lo que sí quiero hablarles es de los Honoris Causa, en nuestro caso los denominamos “Socios de Honor”. Ilustres personalidades que nos han acompañado durante esta última década: José Andrés, Ricard Camarena, María José San Román, Susi Díaz, Rafa Margós, Purificación García, Rafael Vidal, Juan Carlos Galbis, Cuchita Lluch, Alfonso Mira, Jesús Melero, Toni Montoliu, Josep Piera, Paco Pérez Puche, Eugeni Alemany.

La última incorporación será una persona muy querida y valorada en el panorama gastronómico de la Comunidad Valenciana. Me refiero a Jaime Sanz, de Casa Jaime en Peñíscola. Este humilde pescador cumplirá ahora, a finales de mayo, los 80 años. Su primer contacto con la cocina fue como ayudante a los 14 años en un barco de arrastre, el “Dinero”, con base en el Grao de Castellón. De las innumerables anécdotas que he escuchado sobre Jaime me quedo con dos: la primera, de adolescente siendo pinche responsable del rancho en la barca, porque hacía días que el cocinero estaba indispuesto y no había nadie para dar de comer a la tripulación. Los pescadores estaban contentos con la forma de cocinar de chaval, pero no dejaban de tocarle las narices y pedirle cada uno una cosa. “A mí hazme el arroz caldoso” “El mío sequet pero que no se pase” “Para mi melosete… venga chava aire!” Jaime, ni corto ni perezoso decidió complacer a todos, y echó los puñados de arroz correspondientes pero a intervalos de cinco minutos, cada uno tendría lo que había pedido. Obviamente aquello fue un desastre, pero desde ese momento nadie más le molestó. Ahí empezó a manejarse con cierta maestría entre guisos marineros: suquets, calderos, sopa de galeras…

Para valorar la paella, la institución competente para dar el Honoris Causa  no sería la universidad, sería Wikipaella»

En otra ocasión, cosas de la pesca, se quedaron 15 días varados en las Columbretes. 15 días con sus respectivas noches comiendo mero y sólo mero. Tanto, que llegó a aborrecer este delicioso pescado durante varias décadas, pero todos tenemos alguna manía ¿No es así?

Incorporar como socio de honor a Wikipaella a un sabio capaz de atraer a su mesa a Jaime de Armiñán, Luis García Berlanga, Chicho Ibáñez Serrador, Emma Cohen, Alfredo Landa y Fernando Fernán Gómez. Es un placer inesperado que te regala la vida. Alguien que cocinó en 1956 un arroz con nombre propio, Calabuig, al cual su propio director bendijo como obra de arte. Eso nos debería hacer recapacitar sobre los límites creativos en la cocina del arroz. La paella no s’acaba mai.

Texto: Diario La Vanguardia
05/05/2023 – por Paco Alonso @pacolonso

L´Exquisit Mediterrani, sello gastronómico

La gastronomía valenciana es un reflejo de todo lo que define a la Comunitat Valenciana: la profundidad y el color de sus paisajes marinos y de montaña, la calidez de su clima, una historia rica y la calidad inigualable de su huerta, entre otros muchos encantos.

Estamos orgullosos de presentaros que oficialmente formamos parte de la familia L’Exquisit Mediterrani. Buscando la excelencia de nuestro fantástico destino, la excelencia gastronómica y la excelencia de la calidad que vivimos en Peñíscola….. va de saber vivir y de compartir nuestra forma de vivir con los que vienen a visitarnos. La Comunitat Valenciana forma parte de un entorno cultural, histórico y gastronómico reconocido por la UNESCO como patrimonio Mundial. Turismo de la Comunitat Valenciana pretende impulsar las acciones de comunicación en torno al producto gastronómico con la creación de una marca que identifique y aglutine estas acciones.
Turismo Comunitat Valenciana ha creado la marca “L’Exquisit Mediterrani” para proyectar, a un nivel global y bajo una firma unificada, la calidad de su gastronomía. No solo de sus productos autóctonos sino también de sus restaurantes y el mercado en el que se puede encontrar esta referencia de calidad. Con todo, la principal finalidad de la iniciativa se centra en promover una oferta gastro turística de referencia.

El nombre de esta nueva marca explica por sí solo la base de la que parte: las exquisiteces que caracterizan al Mediterráneo y que se han convertido en una de las dietas más admiradas del mundo. Además, la imagen de “L’Exquisit Mediterrani”, con la que se identifica a la Xarxa GastroTurística Comunitat Valenciana y las corporaciones que en ella se aglutinan, incorpora los colores de la palmera de la Comunitat Valenciana y una forma que recuerda a la hospitalidad y los valores de la tierra valenciana.

«El concepto Mediterráneo muestra nuestro carácter, nuestra tierra y mar, nuestra cultura y nuestra gastronomía» y ha añadido que exquisito «es un calificativo que muestra que es de extraordinaria calidad, con lo que esta nueva marca, identifica la gastronomía valenciana con una propuesta de valor»,

Ruta veraniega por la Comunitat Valenciana

Ruta veraniega por la Comunitat Valenciana diferente a todas. Hedonismo ante todo. por @jesusTerres 24/07/20
Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues —¡con qué placer y alegría!—
a puertos nunca vistos antes

El verano más extraño de nuestras vidas está aquí para recordarnos (como si hiciese falta) que no tiene ningún sentido hacer planes, que ya los hace la vida por nosotros y que qué más dará estar aquí o estar allí si al lado tienes a quien quieres; el arriba firmante, sin ir más lejos, tenía planes de plantar su culo en Estocolmo (culo fresquito) y el sur de Francia, a lo largo de los viñedos de Languedoc-Roussillon, pero nada más lejos de la realidad: el verano arrancó en una cala de Mallorca (en el Hotel Formentor, en Port de Pollença) y en un fin de semana tirando a lisérgico en esa fabulosa localidad que es Alcossebre.

Destinos donde ser feliz

Cenamos como Dioses en chanclas en Atalaya, el restaurante —no se pierdan su terraza— de Alejandra y Manuel en Alcalà de Xivert, ellos se conocieron en Martin Berasategui de Lasarte y están poniendo a Alcossebre en el mapa mental del gastrónomo. Aprovechamos para volver a El Pinar a por una paella del ‘senyoret’, El Pinar es un clásico que quizá va un pelín justito en cocina pero qué vistas y qué bien se está cuando se está bien a la fresca, lejos del mundanal ruido. Salimos desde la playa de Las Fuentes hasta Peñíscola, corazón de la costa del Azahar, con el destino puesto en esa catedral marinera que es siempre Casa Jaime: todo está bien aquí porque, para empezar, se respira ese aire de familiaridad bien entendida que solo se respira en las casas que entienden la gastronomía como una forma de vida. Esta lo es: cocina marinera fundada por Jaime Sanz en 1967 y hoy en las manos sólidas de su hijo Jaime. Me chifla el carpaccio de gamba roja del Mediterráneo, las ortiguillas, las espardenyes o el arroz Calabuig, sentido homenaje a la película de Luis García Berlanga.

Platos que son verano

No hay un producto que hable tan bien de esta tierra como la gamba roja, por su sabor salino, intenso, jugoso e inolvidable: ¿quién no se ha muerto de placer sorbiendo su cabeza? Para morir de placer en manos de una gamba nos toca viajar hasta el sur y atracar en la Costa Blanca, hasta la lonja de Dénia y esas dos casas de comida sin las que es posible entender la historia de nuestra cocina: El Pegolí y El Faralló. El primero, cuyo origen se remonta hasta 1943, del que tristemente se habló mucho esta temporada por el fallecimiento de José Piera, Pepe ‘el Pegolí’, a los 76 años de edad —El Pegolí es imprescindible como lo es la terraza de El Faralló de Javier Alguacil y Julia Lozano (en pocos sitios he sido tan feliz como en esta casa) o el ático de Peix & Brases donde brilla la cocina plena de sentido común y creatividad de José Manuel López frentes a los barcos llegando al puerto: qué inmensa suerte tenemos teniendo Dénia tan cerquita. Y ya que andamos en torno al Montgó lo suyo es visitar Tula en Xàbia, la “casa de comidas sencilla” de Borja Susilla y Clara Puig, una pareja que transmite su amor a través de su cocina amable. Platos técnicos y frescos que giran en torno a la temporalidad del producto y se completan con pequeñas influencias de otras cocinas del mundo. Su credo es el sabor y el saber hacer de las pequeñas cosas, es lo que más valoramos ahora, ¿no?

No me perdonaría hablar sobre la gamba roja sin nombrar al más grande (Quique) ni de plantar una pica en ese oasis que es Bon Amb de Alberto Ferruz; este verano Dénia y Xàbia están más cerca que nunca, ojalá que las aguas de la cala de Ambolo y la cova Tallada agradezcan este parón del mundo.