Peñíscola «Ciudad en el Mar»
Peñiscola, un punto privilegiado del Mediterráneo español. Los 79 km2 de extensión de su municipio, 17 de los cuales discurren paralelos al litoral, se reparten equitativamente entre las superficies forestales y los cálidos cultivos mediterráneos, entre los que no faltan el naranjo, el olivo y el almendro. La ciudad antigua, coronada por la que fuera morada del Papa Benedictino XIII, un castillo-fortaleza del s. XIV, ocupa un imponente peñón que se alza 64 metros sobre el azul del mar; unido al continente por un cordón de arena que tiempo atrás era barrido por las olas durante los temporales, trasformando a la ciudad en una efímera isla. En contraste con el casco antiguo, se encuentran las nuevas calles y avenidas turísticas. Cálidas aguas en verano y otoño, se reparten entre las extensas playas de fina arena al norte de la ciudadela y hermosas calas flanqueadas por abruptos acantilados en el sur.
Declarado monumento Histórico-Artístico en 1931.
El Castillo, construido por Los Templarios sobre restos de una antigua alcazaba árabe, sufrió pequeñas reformas bajo el mandato de Benedicto XIII transformándolo en palacio papal.
La fábrica de los muros es de piedra labrada y todas las dependencias se cubren con bóvedas de cañón que arrancan de impostas muy simples formadas por un cordón moldurado.
Destaca en todo su conjunto la sobriedad y solidez de su construcción tanto en las estancias templarias como en las estratégicas e intrincadas dependencias pontificias.
A pesar de las modificaciones introducidas por Felipe II para artillar la fortaleza y de los bombardeos sufridos en las numerosas guerras y asedios no se ha visto sustancialmente alterada la conformación del castillo.
Video: Un Paseo por Peñiscola