Arroz Calabuch
Un viaje por Castellón a través de sus sabores
Un Viaje por Castellón a travésde sus sabores. Motaraz, Huertano y Marino.
Se trata de un articulo del periodico el Pais «El Viajero» escrito por Luis Cepeda – Un Viaje por Castellón a travésde sus sabores. Motaraz, Huertano y Marino. Huerta infinita y mar activo. El sabor de la memoria.
En lo alto de la Comunitat Valenciana, Castellón traza un rectángulo territorial que limita con Tarragona al norte y Valencia al sur; el Mediterráneo –durante 116 kilómetros–, al este y la provincia aragonesa de Teruel, a poniente. Desde un punto de vista esencialmente turístico y gastronómico, Castellón encierra tres ámbitos principales: el montaraz, el huertano y el marino. Los configuran ocho comarcas ilustradas con signos turísticos de considerable interés, además de sabrosos productos con entidad propia. En cada uno de los ámbitos geográficos, puede subrayarse la excelencia de un restaurante comprometido con la materia prima local y con la culinaria esencial de la zona.
De paisaje escarpado y pedregoso, la comarca del Maestrat es una fantasía de senderos naturales. Enclavada al oriente de Teruel, al sur de Cataluña y al norte de la comarca de la Plana Alta, acaba interrumpiendo en las playas mediterráneas. La población de Morella es su enclave más relevante y prodigioso. Su inconfundible carácter la otorga significado. Pocos lugares emiten una respuesta tan vigorosa y consecuente a su emplazamiento, climatología y temperatura histórica. Rodeada de dos kilómetros y medio de espesas murallas medievales, empinada alrededor de un cerro y coronada con un castillo agarrado a la roca cenital del pueblo, desde que su perfil aparece en el paisaje sugiere trascendencia. El rastro de El Cid y del rey don Jaime; de Benedicto XIII o Papa Luna, el pontífice excomulgado, o del movimiento carlista, que convirtió a Morella en la principal capital rebelde, con una configuración inverosímil de callejuelas, soportales, templos y escalinatas que reviven su aroma histórico. Inevitablemente peatonal y competente en la propuesta hostelera, su gastronomía responde al producto entero y verdadero que conviene a la tradición doméstica y a rigores atmosféricos frecuentes, como el inclemente viento mistral o las heladas, que originan sensaciones térmicas extremas.
Quien observa los caprichos de la naturaleza del Maestrazgo, se encuentra en un enclave soñado: sierras vigorosas, vertiginosos barrancos, montañas rocosas y vegas bañadas por el Guadalope y sus afluentes. Todo un paisaje hermoso y corpulento, moteado por poblaciones pequeñas y despobladas en el interior, pero vivas y playeras en el verano de su costa.
La comarca interior alberga numerosos bosques, que se extienden a lo largo de un perfil natural áspero, monumental y accidentado. Pueblos como Culla, de pasado musulmán con alcazaba ante vistas majestuosas; Benassal, con sus calles estrellas y sus casas nobles; Albocàsser, capital de l’Alt Maestrat y dueña de un pasado que va desde ruinas íberas a restos romanos, árabes y hasta templarios.
La trufa y la alcachofa, productos fetiche
El chef Avelino Ramón Andreu, natural de Coratxà –una población cercana al parque natural de la Tinença de Benifassà–, cocinero formado y forjado fundamentalmente en la provincia, efectúa en Morella una cocina de sostenibilidad y apego al terruño del Maestrat desde su restaurante Daluan. Está ubicado en las dos plantas y la terraza cubierta de un callejón céntrico en la ciudad amurallada y propone una revisión actualizada de platos de la zona, como la olleta morellana, legendario guiso, protagonizado por legumbres y carnes, en la órbita de los potajes hogareños. Como el propio chef señala «en Morella el tiempo pasa despacio y, por tanto, las cocciones son lentas». Los ingredientes no se esconden en esta cocina y los aromas son fundamentales, como lo es el de la trufa, un producto fetiche, con aura de clandestinidad, que impregna las calles durante sus dos temporadas. Medio centenar de kilómetros a la redonda de Morella se extiende una despensa natural portentosa que abastece de tubérculos, hortalizas y ganado, aunque también acuden los productos más inmediatos del litoral desde Vinaròs.


Morella, un enclave amurallado, es uno de los municipios principales del Maestrazgo de Castellón.
En la comarca costera del Baix Maestrat se encuentran tres de las poblaciones más importantes de Castellón: Vinaròs, capital de comarca y pegada al mar, es propicia al veraneo, pero además de playa y sol, interesa por sus iglesias, ermitas y hasta los restos de un poblado ibérico. Un poco más al sur se encuentra Benicarló, otra localidad de mar, sol y playa con una gastronomía de producto presidida por su famosa alcachofa, singular flor comestible con denominación de origen que se prodiga a partir del otoño.
El tercer enclave singular es Peníscola, localidad playera incluida en la red de pueblos más bellos de España. Sobre un risco, volcado al mar, se alza el castillo del Papa Luna, un escenario monumental que certifica lo mucho que se puede disfrutar de Peníscola.
Jaime Sanz, cocinero que antes fue marino, despliega en Casa Jaime (establecimiento refundado en 1982, a partir de un bar de los años 60), de Peníscola, acreditados arroces, suquets de amplio fondo y pura materia prima, desnuda de artificios, procedente tanto del puerto local como de la cercana lonjas de Vinaròs o Benicarló. Este restaurante familiar, en el que ofician marido, esposa e hijos, domina los puntos de rayas, salmonetes, galeras, espardeñas, caixetes y tantas otras criaturas por las que, día tras día, Sanz puja en las subastas de pescado y mariscos. Hasta chanquetes hay -de comercio legal- con el rebozado preciso.
En Jaime se percibe el oficio y los recursos puntuales de quien sabe cocinar en barco de pesca. Así obtiene insuperables fondos de gran intensidad para sus arroces caldosos, melosos o secos, sin mácula en las cocciones. Entre todos ellos, aflora un plato como el arroz Calabuch, que, en cinematográfico homenaje, integra ortiguillas y espardeñas para un resultado soberbio. Borda igualmente las cazuelas marineras y los suquets, que no son otra cosa, si se quiere, que un ejercicio de fragancias culinarias, pues sublima las esencias del mar a través de las mejores meros, rapes, gambas rojas o langostinos.
Los contrastes de la Plana Alta
El río Mijares, arteria transversal que recorre la comarca histórica de La Plana, sirve de bisagra entre la Plana Alta y la Plana Baixa, dos vergeles naturales situados entre el mar y las sierras que la circundan. Entre el Maestrat y la Plana Baixa, se sitúa la comarca de la Plana Alta, que, por no privarse de naturaleza, alberga hasta un desierto, el de Les Palmes. Quien acuda incitado por el nombre, ha de saber que no se trata de un lugar árido, sino de un Parque Natural verde, bautizado como desierto por la orden monacal de los carmelitas, que dieron ese nombre a los lugares de oración y silencio donde se instalaban.


El puerto de Benicarló (Castellón).
Curiosidades aparte, la Plana Alta alberga varias de las poblaciones más conocidas y visitadas del litoral mediterráneo, como Benicàssim, con su vida costera y su entorno monumental, presidido por el Castillo de Montornés (siglo X); Oropesa, de enormes playas y recios acantilados o la propia Castelló de la Plana, la capital de la provincia, que ostenta el nombre de la comarca y se baña en el Mediterráneo con puerto y playa propios.
Huerta infinita y mar activo
La Plana Baixa, última de las comarcas, se extiende hacia el sur a partir de las laderas meridionales del río Mijares, cuyo cauce corre en horizontal hacia el Mediterráneo. Por su caudal se sitúan poblaciones de relevancia natural, paisaje verde y una riqueza cultural amasada por las diversas civilizaciones que las habitaron. Vila-real y Borriana son las capitales de esta zona y el origen ibérico de la comarca, así como la influencia de siglos habitados por romanos y musulmanes, otorgan a esta zona una herencia de cultura fusionada.
La Huerta de Peñalén, restaurante situado en las proximidades de Vila Real, a unos 10 kilómetros de Castelló de la Plana está situado en una mansión de estilo británico, rodeada de la exuberante vegetación de huertas y cítricos que vivifica La Plana Baixa. Su audaz cocina, trazada desde la identidad local por Nacho Barcos, proporciona sabores estilizados y con carácter propio, donde destacan alianzas entre productos como los langostinos con el jamón de pato, el bacalao en polvo de algas, los boletus con bogavante o el cochinillo en chutney.
En La Plana Baixa el ocio del viajero es tan dinámico, como versátil e inagotable. Desde recorrer las calles y monumentos de los 20 municipios que pueblan la zona, hasta disfrutar de su gastronomía de huerta infinita y de mar activo. Desde la naturaleza viva de las sierras de Oropesa, las Pedrisses o Espadà, a los extensos campos de naranjos que pueblan Xilxes o las playas límpidas de Almenara. Y si la fatiga de tanta cosa no alcanza al viajero, aún estará a tiempo de encontrarse con tareas de renombre y orgullo local, como la cerámica y la alfarería artesanal.


La alcachofa, uno de los productos estrella de Benicarló (Castellón).
Pero no todo es costa en La Plana. El interior guarda el encanto de su historia, trascendental o doméstica y sus poblaciones se llenan de espacios monumentales, vida cultural, mercados, fiestas y una gastronomía agrícola y mediterránea. Quien visite esta zona en épocas de menos horizonte playero, encontrará vestigios de un pasado mestizo y ecléctico. Desde Vilafamés y su conjunto de pintura rupestre Patrimonio Mundial de la UNESCO, a Vall d´Alba, con su Casa Monasterio Budista, las comarcas meridionales sorprenden de veras. En todo caso las regiones castellonenses de La Plana, el Maestrat y el Baix Maestrat poseen características alimentarias diferentes que inciden en su gastronomía endémica. En cada una de ellas, hay representantes culinarios de excepción que han sabido componer una sublime escala de sabores diferenciales e identitarios.
El sabor de la memoria
La zona aprecia una prodigiosa memoria del sabor local, como la del chef Miguel Barrera, nacido en Vall d’Alba, localidad de tradición campesina, rodeada de huertas con emotivas norias en desuso y alfarera. Formado al igual que Avelino Ramón en la Escuela de Hostelería de Castellón y reconocido por la Guía Michelin con una estrella –la primera que obtuvo un restaurante castellonense– reinventó, con una vocación culinaria desmedida, el Cal Paradís, la modesta fonda de paso de su familia, que se oponía a su pasión por el oficio culinario. En Cal Paradís practica una cocina de precisión que se fundamenta en los productos locales y de temporada: verduras de la zona, el exclusivo aceite de la región, pescados de lonjas cercanas, langostinos y gambas rojas autóctonas, las carnes, trufas y setas silvestres del Maestrat, guisos como la olla de La Plana, con las autóctonas y recién recuperadas alubias del confit o la olleta de garbanzos con pulpo, además de proveerse de los singulares quesos de Les Coves de Vinromà.
Un Viaje por Castellón a travésde sus sabores. Motaraz, Huertano y Marino. Huerta infinita y mar activo. El sabor de la memoria. Esta noticia, patrocinada por Agència Valenciana del Turisme, ha sido elaborada por un colaborador de EL PAÍS.
Cuineres i Cuiners. Sèrie documental sobre els millors cuiners valencians.
Cuineres i Cuiners. Sèrie documental sobre els millors cuiners valencians. Presentat per Ricard Camarena.
D’Oriola a Morella, de Russafa a Benicarló. Un recorregut amb Ricard Camarena per les millors cuines valencianes. Sèrie documental en què coneixereu grans històries. Cuiners, el programa d’À Punt amb què Ricard Camarena es colarà entre els millors fogons. El xef recorre el territori endinsant-se en diferents cuines per a conéixer de primera mà les millors receptes culinàries.
El cuiner de Benicarló rep Ricard Camarena per a presentar-li tot el seu món, marcat pel potencial de la carxofa i el seu amor per la mar. Junts gaudeixen d’un dia de conversa a Peníscola, menjant el deliciós arròs Calabuig en una jornada de cinema.
En este enlace podreis ver el programa completo: https://apuntmedia.es/va/entreteniment/programes/vist-en-tv/cuineres-i-cuiners/22-07-2018-raul-resino
Cuiners és el nom de la sèrie documental de 13 capítols que conduirà l’estrella Michelin Ricard Camarena. Al darrere hi ha la productora Nakamura Films, que junt amb el conegut cuiner de Barx ha recorregut el País Valencià, des del nord fins al sud, per a visitar les «millors cuines» valencianes i donar a conéixer, a través de les pantalles d’À Punt, els protagonistes i els plats que s’elaboren als fogons.
La música de la ‘road movie’ la signen Jorge Pérez i Jordi Sapena, tots dos músics de Tórtel.
De Orihuela en Morella, de Ruzafa en Benicarló. Un recorrido con Ricard Camarena por las mejores cocinas de la Comunidad. Serie documental de À Punt. Un trabajo de meses con este primer capítulo dedicado a Qique Dacosta. Buen provecho!
Cocineras y Cocineros (Cuineres i Cuiners) es el nombre de un nuevo programa gastronómico con Ricard Camarena que estrenará el nuevo canal de la televisión pública valenciana este domingo 10 de junio. El cocinero valenciano nos llevará por toda la Comunidad Valenciana para conocer a algunos de los chefs más destacados de la región, Susi Díaz, Begoña Rodrigo, María José San Román, Mari Carmen Vélez, Quique Dacosta, Miquel Barrera, Raúl Resino, Paco Torreblanca… son 13 capítulos que podremos ver también a través de internet para descubrir el producto, el sabor y todo lo relacionado con la gastronomía de la Comunidad Valenciana.
Algunas de las escenas del programa de Cuineres i Cuiners de À Punt TV


Jaime Sanz con la Movilete


Jaime Sanz comprando en la lonja de Peñiscola


En la Cocina junto a Ricard Camarena y Raul Resino


Compartiendo mesa ju nto a ricard Camarena y Raul Resino


Ricard Camarena y Jordi Sanz


Contando anecdotas junto a Raul Resino y Ricard Camarena
Comer junto al mar en Peñiscola
Comer junto al mar en Peñíscola. Entre espardenyes y ortiguillas: la cocina marinera de Casa Jaime que te hará llorar
No es casualidad que este restaurante de Peñíscola figure siempre entre las recomendaciones de grandes chefs y comilones profesionales. Cincuenta años llevan ya realzando los frutos de la pesca con mucho respeto y conocimiento.
Por Marta Moreira | 22/12/2017
Incurrimos en una obviedad cada vez que decimos que vivimos –gastronómicamente hablando- en un territorio tocado de la mano de Dios. Y es cierto que son muchos, cada vez más, los restaurantes que defienden con honores los productos del mar y la huerta. Lo difícil no es hacerlo bien, sino distinguirse de los demás. Si consigues hacerlo durante décadas, es que te has marcado un doble mortal con tirabuzón.
El celebérrimo Arroz Calabuch de Casa Jaime, considerado como uno de los mejores de la Comunidad Valenciana, es un ejemplo de esa excepcionalidad sostenida en el tiempo. Aunque fue bautizado así en 1956 en homenaje a la película de José Luis Berlanga rodada en la localidad de Peñíscola donde se asienta el restaurante, este arroz exquisito de espardenyes y ortigillas de mar no es una invención de Jaime Sanz, sino una antigua receta de pescadores que el chef quiso preservar como si fuese una obra de etnografía gastronómica. “Es un arroz que nació de la necesidad –nos explica el camarero, mientras deposita delante de nosotros la pesada cazuela de hierro fundido -. Era lo que se comían los pescadores porque por aquel entonces nadie lo quería”. Hoy, lo que son las cosas, estos bichos misteriosos son un manjar (y no precisamente barato).
En Guía Hedonista no podemos despedir 2017 sin juntar unas letras en honor a este gran clásico de la gastronomía tradicional valenciana que ha celebrado cinco décadas de existencia. Fundado en 1967 como una pequeña tasca marinera y trasladado en 1982 a primera línea de playa -en un local sencillo, pero con vistas al castillo del Papa Luna-, este es uno de esos restaurantes donde no solo te ganan por el estómago. Ahora que empieza a hablarse tanto de que España necesita ponerse las pilas con el servicio de sala, es cuando debemos prestar atención a estos locales discretos e incluso periféricos, que cultivan una gran sabiduría desde el amor propio, pero sin el defecto imperdonable de la presunción. Debemos admirar este trato cercano, amable, barnizado de complicidad y sentido del humor, que no es otra cosa que verdadera profesionalidad.


Parte del ritual que sigue el personal de Casa Jaime –dirigido por el jefe de sala y sumiller Jaime Sanz junior- consiste en la importante labor didáctica que realizan con la máxima naturalidad, sin ningún engolamiento. Cada vez que llega un plato a la mesa, el maestro de ceremonias dedica uno o dos minutos a explicar de dónde viene la receta en cuestión, qué tipo de pescado, crustáceo o equinodermo tenemos entre manos, cómo y cuándo se captura, cómo se trata y qué sensaciones gustativas podemos esperar de él. No comparto la actitud de quienes se ofenden ante este tipo de profusas explicaciones. La persona que nos sirve la comida en un restaurante es nuestra correa de transmisión con la naturaleza. Por muy bueno que sea un producto, siempre nos llega transformado, limpio, descascarillado… alienado de su origen. Si no nos interesamos por la trazabilidad de los alimentos, si nos desentendemos de su historia, acabamos por cosificarlos; y entonces el acto de comer se reduce a una mediocre rutina de consumo de lujo.
Pero volvamos a la “chicha”. El producto de temporada es la estrella tanto de los platos principales como de los entrantes. Aunque las alcachofas de la vecina Benicarló todavía no hay llegado al cénit de su temporada, podemos degustar uno de los platos “especiales” de este restaurante: un win-win a base de erizo de mar, langostino (de Vinaròs, por supuesto) y alcachofa con Denominación de Origen. El banquete sigue con unas croquetas cremosas de chipirones en su tinta, un delicado tataki de atún rojo (de Balfegó) con tartar de vieira… Mar, mar, y más mar.
La carta de Casa Jaime no es muy extensa, pero está llena de hits con combinaciones poco convencionales como el Arroz Columbretes de yemas de erizo, gamba roja y ajos tiernos; el de la Abuela, con salmonete de roca y chipirones, o el suquet de raya con langostinos. Puntos de cocción perfectos, suntuosidad y sabores intensos que amplían nuestros horizontes sobre el significado de la auténtica cocina marinera mediterránea. Comer, disfrutar, aprender. De esto va el asunto. Comer junto al mar en Peñiscola.
Cincuenta años entre fogones
Cicuenta años entre fogones #50Aniversario
Restaurante Casa Jaime. La cocina tradicional marinera, el producto de temporada y experiencia son los puntos fuertes de este establecimiento familiar situado en la avenida Papa Luna de Peñiscola y que, con el paso de los años, se ha convertido en uno de los restaurantes con más historia de esta localidad del baix Maestrat. Jaime Sanz y Pilar Bonfill, junto a sus hijos, Jordi y Jaime Sanz junior, forman la familia que hay detrás del restaurante que abrió sus puertas en 1967 y este año cumple su 50 aniversario.
Jaime Sanz y Pilar Bonfill, junto a sus hijos, Jordi y Jaime Sanz junior, forman la familia que hay tras el restaurante de cocina tradicional marinera Casa Jaime de Peñíscola. Este año se cumplen 50 años desde su apertura en 1967, cuando el señor Jaime, que llevaba cinco años trabajando como marinero, decidió abrir un mesón en el casco antiguo de la ciudadela. Era una tasca donde cocinaba tapas tradicionales elaboradas con pescado y marisco recién salido de la lonja. En 1982, el matrimonio se trasladó hasta la Avenida Papa Luna, donde se encuentra el local a día de hoy A partir de ese momento sustituyeron los manteles de papel por los de tela y las tapas básicas por un menú más elaborado. Desde su apertura, el restaurante es conocido por sus platos cocinados con productos marineros autóctonos de temporada.
A pesar de haber sido reconocidos en multitud de ocasiones como el Sol Repsol el pasado año o con el premio al Mejor restaurante de cocina tradicional de la Comunidad Valenciana en 2013, los miembros de esta familia aseguran que el mayor reconocimiento es que la gente repita su visita, no trabajamos para reconocimientos ni para listas, sino para el cliente. El restaurante Casa Jaime cuenta con siete miembros en plantilla y tiene una carta poca extensa pero con mucha rotación, pues se ve modificada dependiendo de la temporada.
Cicuenta años entre fogones, toda una vida dedicada a la cocina. Su larga trayectoria en el municipio ha provocado que sean muchas las personalidades que ha visitado este establecimiento familiar durante sus cincuenta años de trayectoria. Julio lglesias, Adolfo Suárez, Jaime Armiñán, Berlanga, Albano y Romina, Ana Rosa Quintana, Alfredo Landa, Concha Velasco, futbolistas como Capdevila, Diego López o los actores de Juego de Tronos y el Chiringuito de Pepe son algunos de los personajes destacados que forman parte del interminable Libro de Visitas del Casa Jaime de Peñiscola.
El plato estrella En cuanto al plato estrella del restaurante es el Arroz Calabuch, elaborado con una receta que nació de la necesidad con productos humildes como son las espardeyes y ortiguillas de mar. Durante la celebración de una de las ediciones del Festival de Cine de Comedia de Peñiscola, Luis García Berlanga acudió Casa Jaime con su familia recomendado por Jaime Arminan y, una vez allí degustó el plato y quedó fascinado. Altratarse del año en el que Berlanga recibio un homenaje en el Festival, el cocinero Jaime Sanz decidió llamarle Arroz Calabuch y Berlanga, al enterarse de la noticia exclamo «que atrevimiento, que osadía, que desfachatez; mira que me han hecho cuadros, bustos, retratos, incluso calles, pero un Arroz… Ahora si que me recordaran después de muerto»
El nombre del arroz fue ideado en honor a la película titulada así y rodada en Peñiscola por el cineasta en 1956.
autora: Alba Boix – Levante EMV – Cicuenta años entre fogones
Ruta por Peñiscola por Marca Motor
Peñiscola: Cine Gastronomía y la Sierra de Irta
Me preguntan por la utilidad de un SUV… Pues ahora te vamos a poner un ejemplo perfecto. Si necesitamos un vehiculo de ocio, que nos permita llegar a sitios maravillosos de un modo comodo y que luego se conduzca de un modo ágil en carretera y nos ayude a callejear por cualquier lugar, lo que nos conviene es un companero de viaje como el «estiloso» Audi Q2, que nos acercana al disfrute siempre que lo deseemos
MARCA MOTOR nº 168 – Octubre 2017 – Pedro Madera
Dicen que los mejores rastreadores de tesoros, esos a los que no se les pasa por alto ningún rincón especial de la geografia, son los encargados de las localizaciones en cine y televisión. Exploran por tierra, maryaire hasta dar con el lugar perfecto. Y cuando lo hacen, ese escenario pasa a ser una parte fundamental del guión. que desapareciera, la historia tendría que de otra manera. Por eso, aquellos lugares que for man parte de la filmografia nacional e internacional tienen mucho de especial. Y entre ellos ocupa un lugar de honor la localidad castellonense de Peñíscola, un sueño para una buena legión de directores y meca para los amigos de las ac tividades al aire libre, en mar y en tierra.
Fueron los expertos ojos de Anthony Mann los que se fija ron en ella a principios de los 60. El director estaba conven cido de que no había mejor escenario que Peñíscola para que aquel Rodrigo Díaz de Vivar interpretado por Charlton Heston y el personaje de Sophia Loren -doña Jimena Díaz dieran lo mejor de sí mismos en ‘El Cid’
Superproducciones Made in Peñiscola’
Desde aquella superproducción, al menos otra treintena de películas como «Tierra, «Mataharis, «Tramontana’ o París Tombuctu’ han vuelto a escoger la cinematográfica Peñíscola como plató natural. Su castillo templario, cons truido en el siglo XIV y más conocido como el Castillo del Papa Luna, las callejuelas de su casco antiguo y las calas vírgenes de la Sierra de Irta, lo convierten en un lugar perfecto, dc Mar o montaña? Bosque o playa? Pescador, jinete o ciclista? Sin problema, aquí hay toda clase de opciones Por eso, series como ‘El Barco o El Ministerio del Tiempo han elegido la costa peñiscolana, al igual que los res de las famosas intrigas de los Lannister pensaron que es ta localidad era el escenario ideal para Juego de Tronos. Lo encargados de elegir localizaciones para la serie de HBO aseguraron en el primer rodaje en la localidad que no solo el tillo de Peñíscola era un lugar fantástico para la historia También les convenció el lugar porque consideraban la Plaza Santa María, la Bajada y Portal Fosc escenarios natu rales que requerían de «poco artificio. Gracias a ello, unos cuantos castellonenses pudieron participar en la serie, ya que hubo que contratar a nada menos que 1.20o extras para el rodaje. Desde entonces, Peñíscola es la ciudad libre de en la famosa serie.
Esa tradición cinematográfica no ha hecho olvidar la profunda tradición turística, gastronómica marinera y pescadora del pueblo. Allí, en Meeren, se pueden degustar los platos que los personajes de Juego de Tronos’ acostumbran a comer, otra prueba más de que Peñíscola es de verdad una ciudad de cine. Los estómagos de los personajes de la saga fantástica creada por George RR Martin han servido de inpiración para parte de los hosteleros peñiscolanos, que han piración para parte de los hosteleros incluido en sus cartas platos como el asado Juego de Tronos, patatas al estilo valyrio con pulpo o cocas de hojaldre con pescados en honor a Tyrion.
Cómete Peñiscola, Plato de Cine
José, del Restaurante Tio Pepe, heredero de uno de los clásicos de la zona, hace su plato de pulpo de la Islas de Hierro, Dani, del Muva, mezcla sus ideas con la generosa materia prima de la zona para una cocina que tiene tanto sabor como ficción. Nada menos que una quincena de restaurantes de la localidad ofertan estos y otros platos para seguidores de la serie o curiosos que quieran degustar nuevos sabores en Aunque siempre hay que guardar un día para el famoso Arroz Calabuch, del restaurante Casa Jaime «Un restaurante de Película» que lleva ese nombre en homenaje al genial director Berlanga.
La sierra de Irta, una desconocida maravilla natural
Aunque las zonas más conocidas de Peñíscola, como el par la Plaza Santa María, la Rampa Felipe II o Portal Fosc, son visita obligada, la sierra de tampoco ha desapercibida para quienes buscan escenarios con mucha magia. Los aficionados a la bicicleta de montaña sa ben que tienen un santuario en este espacio natural cuestas que suben hacia el castillo de Santa Magdalena de Pulpis, y sinuosos caminos que bajan hasta las calas más conocidas. La del Ruso o las Dunas de Pebret son ese lugar perfecto para aparcar nuestra bici y darnos un baño de libertad. Son 15 kilómetros enes de sierra costera, además de ro cosa, salpicados de acantilados y calas que esconden la esencia de un lugar plagado de encanto natural. Una mara villa mucho menos conocida de lo que debería. En algunas de esas calas se han rodado secuencias de series nacionales como «El Barco o El Ministerio del Tiempo. El acantilado de Torre Badum -uno de los más altos de la Comunidad el pico de Campanilles y las 16 calas rodeadas de naturaleza virgen son algunos de los alicientes de este entorno de película. La opción perfecta para disfrutar de un SUV. De la carretera al camino, del asfalto a la arena con la misma facilidad que se pasa del zapato a la zapatilla. Así es Peñíscola!
Direcciones imprescindibles
1. Hotel Restaurante Tío PEPE http rantetiopepe.com/. Av. España, 32. Peníscola. Castellón. Tlf: 964 48 640.2. Hotel MUVA. http://www.muvabeach.com/. Porteta, 5. Peñíscola. Castellón. 964 845 162 3. Restaurante Casa Jaime. http://casajaimepeñiscola.com/ Av Papa Luna, 5. Peníscola. Castellón. Tlf 964 o30 4. Mola Gastro Bar. http://www.lesmoles.com/pagi na/es/mola gastrobar. Av. de España, 4.Tlf: 964 481 955